Un regalo
Hace muchos meses una personita muy especial me animó a escribir acerca de lo que hago. Me ha costado trabajo, porque no le veía sentido, no sabía para qué o quién serían útiles algunas palabras a la semana... Vaya, tampoco tengo idea el día de hoy, pero ya lo averiguaré.
Tal vez los blogs ya no están de moda, pero definitivamente no soy del tipo de millenial que sube videos.
La primera entrada quiero dedicarla a las personas que me han apoyado en lo que viene siendo la vida.
En ellas, está inspirado Un Regalo.
Por ellas hoy quiero contarles porqué a veces no veo todo como negocio o no pienso que todo se traduce en dineros. Es importante, ya que justo hoy entregué un pastel y me puse a pensar por qué no lo cobré y por qué (para mí) es válido hacerlo.
Ha sido un camino de años empezar a escribir, tener la afición por la repostería, tratar de aprender y traducirlo en un ingreso y ha sido gracias a personas que me han apoyado con sus conocimientos a cambio de pasteles, brownies o amor. En honor a ellas a veces me gusta retribuir un poco a otras personas. Me han regalado sesiones de coaching, han diseñado el logo, me han llevado a entregar pasteles en sus carros. Vaya, es un apoyo que no puedo pagar y a veces vale más el cariño y ganas que uno le pone haciendo una mezcla de harina, huevos, azúcar y mantequilla.
Por eso, no duden y no insistan en pagar si alguien les regala un pastel o sólo les cobra la materia prima. Es de puro y meritito corazón. Vean la cara de mi tía cuando le entregué su pastel de cumpleaños, no le cobré, ella puso su queso, zanahorias y nueces. Siempre se puede llegar a un arreglito.
Hasta pronto
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La primera entrada quiero dedicarla a las personas que me han apoyado en lo que viene siendo la vida.
En ellas, está inspirado Un Regalo.
Ha sido un camino de años empezar a escribir, tener la afición por la repostería, tratar de aprender y traducirlo en un ingreso y ha sido gracias a personas que me han apoyado con sus conocimientos a cambio de pasteles, brownies o amor. En honor a ellas a veces me gusta retribuir un poco a otras personas. Me han regalado sesiones de coaching, han diseñado el logo, me han llevado a entregar pasteles en sus carros. Vaya, es un apoyo que no puedo pagar y a veces vale más el cariño y ganas que uno le pone haciendo una mezcla de harina, huevos, azúcar y mantequilla.
Por eso, no duden y no insistan en pagar si alguien les regala un pastel o sólo les cobra la materia prima. Es de puro y meritito corazón. Vean la cara de mi tía cuando le entregué su pastel de cumpleaños, no le cobré, ella puso su queso, zanahorias y nueces. Siempre se puede llegar a un arreglito.
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